jueves, 27 de octubre de 2011

V - Ximena

Nunca habían pisoteado tanto mis sentiemientos como lo hizo Ximena. Y fue un amor destructivo, lascivo, tan persistente que hasta hoy socava mi orgullo y carcome mis pensamientos. Todo acabó mal aunque diría yo, que nunca empezó.

Hace muchos años entré a trabajar a un "call center", tal vez sea el trabajo mas aburrido que he tenido, todo el día llamar por teléfono a españoles para hacerles recordar sus fechas de pago en el banco Santander. La única persona que conocía era Alexandra, quien me había recomendado para el trabajo, las demás eran extrañas, asi que yo llegaba, recibía un papelito de mi jefa y luego a la computadora a empezar las llamadas. Aburridísimo.

Ximena era una de las tantas chicas que trabajaban conmigo haciendo llamadas. Eran en total unas treinta y cinco chicas y solo eramos tres varones. Ademas de eso yo era el único de los tres que trabajaba en el turno tarde. Ella se sentaba a tres computadoras de distancia y no cruzabamos palabras excepto Hola y Chau. Cuando llegaba, Hola, cuando se iba, Chau. Punto.

Tenía el cabello ondeado como la marea alta, sus ojos eran grandes y claros. Su piel lozana y rosada, labios carnosos y el cuerpo perfecto (por perfecto entiendase, delgado, curvilíneo y alto, era cerca a diez centímetros mas alta que yo) Desde que la vi me parecio demasiado hermosa y supuse que tenía decenas de chicos alrededor por lo que era utópica algún tipo de relación mas que la amical.

El hola y chau continuó hasta que me ascendieron por mis habilidades en informática, cuando alguna de las chicas tenía un problema con la computadora yo me encargaba de solucionarlo. Cada vez que me acercaba a ella me ponía algo nervioso y sudaba a chorros, ella se dio cuenta de eso y en un primer momento sonrió. Interpreté la sonrisa como una suerte de amabilidad pero interiormente ya me habían atrapado sus gestos frente al computador y su forma de hablar con los audífonos puestos, pensaba en ella todo el tiempo pero ciertamente no tenía ninguna espernza visible.

Al parecer se notaba que yo estaba enamorado de Ximena pues las demás chicas empezaron a insinuarmelo, sin embargo mi relación con ella se limitaba (y se limitó) a la simpleza del hola y chau. Las insinuaciones avanzaron y ya todos en el trabajo sabían. Mi actitud era mantenerme en silencio y sonreir levemente pero Ximena permanecía inalterable, sin rastro de enterarse.

No sé de donde tome valor pero decidí invitarla a salir, me acerqué y le pregunté si quería tomar un café luego del trabajo, respondió que no. Totalmente avergonzado me retiré y evité contacto alguno hasta la hora de salida. Insití tres veces luego de la primera negativa hasta que me dijo que si, pero noté una especié de desgano en su respuesta.

En el café conversamos  poco pues ella no hablaba mucho, lo mas importante que me dijo fue que no tenía enamorado y que tampoco quería tenerlo. Así que decidí mostrarme como un amigo paciente. Por dentro estaba mas enamorado que Romeo pero traté de no demostrarlo. Pasaron cinco meses de salidas y le dije que estaba enamorado de ella y su respuesta fue no. Pero quería que nos siguieramos viendo. ¿?

Lo que vino después fue terrible, me estaba utilizando, me hacía comprarle cosas, llevarla al cine o pagarle el almuerzo pero de amor nada. Lo peor es que yo me daba cuenta de ello y no hacía nada, era como estar frente al amor y solo observarlo. No retrocedí ni un centímetro y accedía a todas sus peticiones hasta que llegó el día en el que ella se enamoró, pero no de mi.

Lo increible fue que quería seguir saliendo conmigo a pesar, de tener enamorado, de presentarmelo, de besarlo frente a mi, de cogerle la mano al lado mio y de saber que yo me moría por ella.

Y lo mas increible fue que yo accedí.

Prefiero ni siquiera recordar como terminó todo lo que no empezó con ella.


viernes, 21 de octubre de 2011

IV - Kyomi

Lo de Kyomi fue mágico, antes de conocer su rostro estaba enamorado de ella. Su voz me atrapó desde el primer momento. La sentí  sincera y con ganas de hablar. Exactamente no recuerdo cuando iniciamos una amistad sin rostros pero fue la época en la que trabajaba en CPN radio, en las madrugadas. Lo cierto es que nos hicimos amigos pronto, ella me llamaba casi todo el día, me contó su vida y yo le conte la mía, todo por teléfono, mensajes de texto o por messenger.

Kyomi tenía diecisiete años y yo veintiuno. Recién había terminado el colegio y estudiaba en un instituto de secretariado, estudiaba hasta tarde y por eso escuchaba mi programa. Un día llamó y preguntó por mi, conversamos por interno casi por una hora, yo me hacía el casanova, como era la costumbre en la radio, ella adulaba mi voz y me hablaba de su aburrida vida.

Cuando ya eramos amigos surgió mi interés por conocerla fisicamente, ella me conocía por las fotos de la página web de la radio y lo único que yo sabía era que tenía ascendencia japonesa (lo asumí por el nombre y el apellido) así que le pedí una foto y ella me dio una mejor idea: hablemos con cámara web. Eso estaba de moda asi que acepté.

Hablabamos todo el día por teléfono y eramos muy "amigos" asi que mentalmente me prometí que el físico no me importaría, sea como sea seguiría adelante con ello. Cuando empezamos las conversación  y escuché su voz repetí mentalmente: "No importa si es fea, su voz me llena y seguiré adelante". Prendió la cámara web y su físico era la envoltura perfecta para una persona tan agradable. Era extremadamente blanca, ojos de rendija, boca pequeña, nariz pequeña y cabello ultra lacio y negro. Conversamos por casi tres horas y salí completamente enamorado, con una voz y un rostro en que pensar.

Cuando hablabamos le decía que la quería y ella respondía con lo mismo, pero formalmente no teniamos un lazo mas que la amistad. Las madrugadas eran divertidas conversando con ella pero pronto la necesidad de verla en persona era capital. Al parecer ella también entendía eso y nos citamos para el viernes en un parque de miraflores.

Todo estaba planeado, le diría que la amaba intensamente y que no había motivo, si es que ella también quisiese, de no estar juntos. Decidido y como es mi costumbre llegué una hora antes a la cita, me senté a esperar y a fumar un par de cigarrillos para le nervisismo, todo estaba tranquilo, la tarde parecía perfecta, sin embargo una terrible sorpresa acabó con todo.

Sentado miraba hacía la pista por donde ella llegaría pues era la única entrada para el parque. Faltando quince minutos para la hora indicada llegó un taxi plomo, bajarón dos personas mayores primero, una se dirigío a la puerta traserá y empezó a sacar un aparato, la otro abrió totalmente la puerta y se agachó para cargar a alguien. Observando atónito y grabando segundo a segundo las escenas en mi mente, me paré para acercarme y la reconocí, era Kyomi. Una señora mayor abrió una silla de ruedas y la otra cargaba a Kyomi para depositarla en la silla de ruedas, las tres personas se acercaron y yo no sabía que hacer, estaba petrificado, solo atiné a mostrar una leve sonrisa.

Kyomi era inválida, nació así y hasta ese momento no existía tecnología en el mundo que le diera su andar. Su madre era una mujer encantadora y sabía todo sobre mi pues escuchaba el programa de radio con su hija. La conversación era divertida hasta que Kyomi pidió un tiempo a solas, su madre sonrió y se alejó para comprar algunos dulces.

Era increible lo que me decía, sentía cierta admiración por mi y desechó de plano cualquier tipo de relación mas allá de la amistad, cortó todo con una frialdad irreconocible, el tono de su voz era parco y apagado. Escuché a Kyomi en absoluto silencio, absorto por todo lo que había pasado y abatido por lo que decía sobre nosotros. Todo terminó cuando llegó nuevamente su madre y volvió a ser la misma chica de la que aún estoy enamorado.

La señora me trajo chocolates y me obsequió una revista en japonés y español. Kyomi reia y yo seguía la corriente pero todo dentro de mi se apagó. Yo la amaba y estaba dispuesto a decírcelo pero ella cortó con sus palabras frias cualquier intento de declaración. La tarde acabó y nos despedimos cariñosamente, un carro la recogió y vi su rostro mientras se alejaba.

Luego del encuentro las llamadas fueron cada vez mas esporádicas y cuando le pregunté la razón me dijo que el instituto se estaba poniendo dificil, ya no escuchaba mi programa de radio y no tenía mucho tiempo para llamarme. Yo la evité a partir de la cuarta llamada que me rechazó, luego de ello, la comunicación era nula.

El tiempo ha pasado y no he vuelto a escuchar su voz alegre, nunca volví a ver una sonrisa por web cam y hasta ahora espero sus llamadas que me alegraban el día. Mientras tanto sigo guardando pulcramente el amor hacia Kyomi que con el tiempo sosiega mi alma haciéndome recordar que el amor nunca se destruye solo descanza.

jueves, 20 de octubre de 2011

III - Kelly

El primer semestre la universidad no llevé tantos cursos como pensaba asi que tenía bastante tiempo libre. En esa época recibí una invitación del antiguo cordinador de la academia Saco Oliveros (donde estudié) para postular nuevamente a la Universidad San Marcos y tentar un lugar meritorio que haga ganar publicidad a la academia.

La invitación era libre, yo asistiría a las clases de la tarde y en la mañana seguiría en la universidad. Todo gratis. Asi que empecé a asistir a las clases de la tarde. Era raro, los profesores me conocían y hablaban de mi como alumno libre, todos me miraban, en especial una niña de quince años (yo tenía 18, pero me sentía mucho mayor que ella).

Cada cambio de hora ella se me acercaba y me preguntaba cosas sobre la universidad, yo respondía con voz de experimentado y con el paso de los días nos hicimos amigos. Ella todavía seguía en el colegio, estaba en quinto de secundaria y su mamá la había matriculado en la tarde con la intención de que ingrese a la universidad a estudiar medicina. Kelly sonreia todo el tiempo, cuando volteaba a consultarme algo que no entendía lo hacía con una sonrisa, cuando nos despediamos lo hacía con una sonrisa y cada vez que se acercaba a mi lo hacía sonriendo.

Nunca intenté nada con ella pues me parecía una niña, pero cuando me hablaba veía en sus ojos al amor. Sus manos cogiendo el lápiz y el borrador me hacían guiños, cada vez que me tocaba las manos, yo sudaba intensamente y al despedirse con un beso su olor se me quedaba toda la noche.

Salía apresurado de la universidad y llegaba corriendo a las clases, cuando llegaba al salón ella volteaba y me miraba sonriendo. Kelly era una niña tan tierna que su presencia en mi vida dejó una nueva forma de ver el amor. A solas, pensaba en ella y llegaba a la simple conclusión que éramos la pareja perfecta, debíamos estar juntos asi que tomé la desición de decirle lo que sentía y tenía la seguridad de que ella me aceptaría como su enamorado.

Al día siguiente llegué temprano y esperé paciente en el balcón. No llegó.  Al otro día, tampoco, asumí que estaba enferma, no tenía como comunicarme con ella, asi que solo quedaba esperar. Tercer día tampoco. Todos me preguntaban por Kelly y yo era quien menos sabía. No apareció más.

Todas las tardes la esperé, hasta hoy sueño verla nuevamente en San Juan de Miraflores. Pasaron meses y me retiré de la academia porque empecé a enseñar, daba seminarios y ella ya no estaba para sonreirme. Nadie la volvió a ver. No existió nada mas tierno en mi vida que su sonrisa que aun hoy, luego de diez años, es tan nítida como entonces.

A veces estoy en el carro y de pronto creo verla caminar por una vereda, sé que no es ella pues la veo igual, con la misma sonrisa y con un lápiz y un cuaderno en los brazos. Mi amor por ella está intacto, lúcido y perenne, seguro la vida volverá a ponerla junto a mi, solo espero darme cuenta de ello.


miércoles, 19 de octubre de 2011

II - Fiorella

Fiorella tenía las manos toscas, uñas gruesas y dedos de hombre: gruesos y arrugados. Se sentó a mi lado a partir de tercero de secundaria, las carpetas del colegio las compartíamos entre cuatro y además de ella y yo, estaban Elisa y Luz. No me di cuenta cuando me enamoré de ella, pasabamos todo el tiempo del colegio juntos, en clase, en el recreo, a la salida, de camino a casa, curiosamente, Fiorella y yo vivíamos en la misma cuadra.

Todas las mañanas y por tres años, esperaba al salir temprano, mirando por la ventana, a que ella bajara para llegar juntos al colegio. Nunca hice evidente mi amor, ni a ella ni a nadie, ella estubo con dos chicos y me pedía consejo, yo le decía que no debía quedarse con ninguno y ella, al parecer, me hacía caso.

A pesar de lo enamorado que estaba, sabía que nunca se lo diría, sentía que ella nunca podría corresponderme (incluso hoy sigo pensando lo mismo). En cuarto año me confesó llorando que estaba enamorada de otro chico del salón y me pidió que la ayudase, lo hice solo para que no llore más.

Cuando la veía tomada de la mano con Felix, estaba tranquilo, hacían buena pareja y contrario a lo que sentía decidí también buscar enamorada. Estuve con una chiquilla menor que yo pero en el fondo pasé los últimos años de la secundaria enamorado de Fiorella.

Cuando acabó el colegio la dejé de ver hasta hace unos días que tocaron a mi puerta y era ella. Nos abrazamos y nuevamente cogí sus manos toscas, me miró sonriendo y conversamos largo sobre nuestras vidas. Mientras me contaba sobre su esposo, su auto nuevo, su trabajo y sobre su nueva vida lejos de nuestro barrio, sentí que todavía tenía quince años y que la vida me daba una nueva oportunidad de decirle todo, ella hablaba y yo la imaginaba con uniforme, reimos y recordamos lo bien que la pasamos juntos, se sorprendió cuando vio a mi hija (por el parecido) a fin de cuentas reinventé mi sentimiento que será eterno pues sus manos no cambiarán y tampoco le diré lo que desde tercero de secundaria siento por ella.

domingo, 16 de octubre de 2011

I - Karin

Me enamoré de Karin cuando tenía 17 años y estaba en la academia. Se sentaba adelante, en la primera carpeta y yo en la última fila. La primera vez que la vi fue en la clase de Historia, respondía a todas las preguntas que el profesor hacía, lo mismo era en Literatura, Psicología, Filosofía y todas las demás áreas.

Karin era delgada, de tez blanca, casi pálida, de estatura mediana, ojos claros, labios rosados, no usaba maquillaje y le gustaba usar chompas grandes. Caminaba con paso apurado y cada vez que pasaba por mi lado me miraba y sonreia levemente, como por compromiso. No era para menos pues fui el único que sacó mas puntaje que ella en el examen semanal de la academia. Los profesores me había felicitado delante de la clase asi que no era extraño que supiera mi nombre. Tal vez eso hizo que conmigo no se mostrara amigable como con todos los demás.

Cada vez que llegaba temprano, esperaba fuera de clase, en un pequeño balconcillo, cuando ella llegaba yo la miraba y no le quitaba la vista hasta que se sentara, lo que hizo que todos los compañeros de clase se dieran cuenta de lo obvio. "Alvaro, está enamorado de Karin". Nunca lo negué y cuando me preguntaban sonreia y bajaba la cabeza.

Cuando por fin pude hablarle le pedí acompañarla al paradero y ella sonrió pero se negó. Cada vez que le dije algo fue lo mismo, sonreir y negar.

Una tarde, iba yo caminando rumbo a mi casa y la vi de lejos, caminaba como siempre con paso apurado y decidí seguirla sin que se diera cuenta. Llegó a un parque y se sentó a esperar no sé qué. Casi iba a oscurecer y ella miraba de un lado al otro, volteaba la cabeza esperando a alguién. No me acerqué y me quedé escondido en una tienda, viendo a lo lejos.

Luego de diez minutos mas de espera miró a la izquierda y sonrió, giré mi cabeza y vi al profesor de Literatura, un hombre diez o doce años mayor que ella. Se besaron en la boca, se abrazaron y ella lo miraba enamorado. El cogía su mano y ella rodeaba su cintura para volver a besarlo. Eran felices y no sé si ahora lo serán, no sé si seguirán juntos o si su amor continua.

No sé que pasó conmigo, mi amor por Karin se idealizó y a partir de ese momento la observaba con ternura y sigilosamente la amaba en silencio. Las clases acabaron tres meses después y no supe nada mas de ella, pero mi amor permanece aun intacto, buscando sus ojos y esperando su sonrisa por compromiso.

sábado, 8 de octubre de 2011

Tabula Rasa

Con el corazón limpio, sin sentimientos profundos, al borde del vacío interno. sin mas complicaciones que caminar en una mañana fría con camisa corta, estoy buscando la razón de la vida misma. Inutilizando mis sentidos me concentro en abstraer mis pensamientos y llevarlos lo mas lejos posible de cualquier situación comprometedora que sea capaz de remover alguna fibrilla sentimental de apego o necesidad de otra persona.

Calmo los impulsos que me llevan a lugares remotos donde me atrapa el amor perdido que me deja desolado, sin ganas de escribir por temor a la indiferencia. Rechazo toda palabra que me arrastre a los recuerdos que con el paso del tiempo se vuelven realmente absurdos.

Cuidadosamente pienso en la soledad porque esta puede ser un arma de doble filo. Rechazo continuamente ofertas de compañía y desde el absoluto silencio interno regreso por los pasos perdidos buscando los retazos de amor y algún otro extraño sentimiento dejado en la vida.

sábado, 1 de octubre de 2011

Desarrollan tecnología para grabar sueños como video clips

Tomado de Sophimania
¿Grabar nuestros sueños como si se trataran de un video clip? La tecnología está cerca de lograrlo. Científicos de Berkeley están desarrollando una técnica que les permite interpretar visualmente la actividad cerebral y el resultado es simplemente increíble.

Se usa la tecnología de las imágenes de resonancia magnética para medir el flujo de sangre en el córtex visual. Entonces, las diferentes partes del cerebro se dividen como si se trataran de los pixels de un video. Finalmente, un programa de computadora describe ese mapeo cerebral como si fueran imágenes.

En el experimento, las personas ven algunos video clips mientras la actividad de sus cerebros es grabada en una computadora, que asocia los patrones de las imágenes del video clip con la correspondiente actividad cerebral.

Así, el programa va aprendiendo a "predecir" qué impacto tendrá una imagen en nuestro cerebro. El resultado muestra en video cómo nuestro cerebro "ve" cosas, y esto es bastante parecido a la imagen original.

"Este es el mayor avance en la reconstrucción de imágenes internas, estamos abriendo una ventana para ver las películas que hay en nuestro cerebro" ha dicho el profesor Jack Gallant, neurocientífico de la Universidad de Berkeley y coautor del estudio publicado en la revista de biología de esa institución.

Grabar nuestros sueños y "leer" las mentes de personas en coma todavía requiere mucho trabajo de investigación ya que esta tecnología sólo permite hacer un paralelo entre actividad cerebral y un video clip visto en ese momento. Pero es algo muy prometedor.


Video totalmente fantástico que compara "realidad" con la actividad cerebral que produce en nuestras mentes. Video: J.Gallant