Viéndolo en perspectiva, fue una excelente decisión la que tomaste frente a nuestra situación. El hecho de abandonarme debido a la soberbia extrema de mi posición, aún a sabiendas de tu amor incondicional, hace tu decisión mas admirable. No era para nada justo y a pesar de no perder ni un ápice con tu partida, hoy, después de varios años, te he extrañado. No sé si por la vieja canción de la radio o por el viento que trajo un olor a flores de un campo exótico.
Siendo objetivo, te perdiste de mucho con mi partida pues puedo asegurarte que sufriste una soledad terrible con mi ausencia, pues era tu mundo, tu pensamiento y tu día a día. Yo no. Seguí con mi vida agobiado por sentimientos ajenos y extraños, leyendo y viviendo en el mundo de las palabras inventadas. Hasta hoy. Hoy fue tu pelo limpio que rozó mi rostro y trajo aquel momento diluido por el ruido de los ignorantes. Pero en ese instante, estuviste mas presente que cuando estabas frente a mi. No sé si lo disfruté o renegué por la ilusión, pero sentí lo que debí haber sentido hace unos cuantos años.
De acuerdo, tomaste la mejor decisión, pero si yo te hubiese reclamado o dicho que te quedes conmigo lo hubieras hecho. Pero te doy la razón, fue lo mejor a pesar de hoy.