Quisiera extrañarte mas de lo que te lo digo, decirte que no puedo estar tranquilo sin saber que estás bien, decirte que algunas de las cosas que planeamos las vamos a cumplir, que sigo siendo un adivino, un apostador con suerte. Decirte frente a frente que quiero extrañarte pero no puedo, no porque no quiera, sino porque todavía estás aquí, ahí, allá, en el teléfono, en un mensaje, en la pantalla, por las mañanas, por las tardes y por las noches.
Quisiera decirte que todo pasó, que fue un mal momento, un arranque, que podemos empezar de nuevo, que todo era una joda para Tinelli, pero tú no lo permites, quieres y no quieres, vienes y te vas, como la marea. ¿A caso no eres feliz? preguntaste una vez. Si lo soy, siempre, incluso con lo que tengo, con lo que tuve y con lo que seguro tendré, mi felicidad es eso, disfrutar la vida, lo que me da, lo que me quita, lo que siento y lo que no, lo que tengo y lo que me falta, eso me hace feliz, me hace seguir el camino. El placer y el dolor son parte de mi felicidad, me regocija el instinto de lo que viene y me complace la incertidumbre de las decisiones que tomo.
Descuida, así me voy yo, poquito a poquito, dando señales, pero, sinceramente, me has desconcertado, pues veo que tambien has dudado, o tal vez ya decidiste irte, y eres mejor que yo, hasta en eso, me di cuenta hoy, cuando te dirigí la palabra en la reunión, delante de todos, y respondiste "estoy de acuerdo", volteaste y todo se hizo silencio, no hubo ningún comentario mas. Y luego al finalizar el zoom, esperaba lo de siempre y no nos quedamos en la sala para hablar de lo que sea y aunque sea un ratito, fue raro, te fuiste primero que todos. Está bien, así debe ser.
Solo una cosa mas, y aunque suene prosaico, te vi diferente hoy ¿diferente cómo? diferente, igual al resto. Yo me entiendo.