No es lo que dices, cuando me llamas por alguna razón absurda, es lo que no dices cuando se te acaban las frases formales, son los humm, los eeehhh, los a yaaaa. Son los silencios en los que esperas a que diga algo gracioso, son las preguntas que haces resaltando lo obvio, es el tiempo que no tiene quien lo detenga.
No es lo que escribes cuando me envías un mensaje, es lo que no se atreven a decir tus mensajes, es lo que en realidad ocultan tus dibujitos, las intenciones secundarias de tus stickers, el subtexto de tus proyectos que incluyen mi asesoría, que siendo soberbio como soy, es invaluable e impagable.
Ambos lo sabemos, no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de lo que mostramos y lo que ocultamos, ambos miramos el vacío de los dos lados y nos queda ir en línea recta, sabiendo por donde vamos pero no a donde llegaremos, conversando de lo que no debemos conversar y escapando de lo que nos quiere atrapar.
A word to the wise is enough.