domingo, 2 de abril de 2017

Lento

Así como baja la marea. Lento, despacio, tu cuerpo, tu alma, tus besos. Afortunadamente estamos solos, casi en silencio, sonríes y eso me encanta, te miro a los ojos y recorro tu cuerpo con mis manos, me detienes, pero no para terminar el camino, sino para guiar el recorrido. Siento tus labios húmedos como las olas del mar que tanto te gusta. Me pierdo si cierro los ojos por eso te observo, cuando giras la cabeza acomodándote a mi boca, cuando el placer resplandece en tu rostro cambiando tu sonrisa. No hay duda, te quiero.

Tus dedos me buscan, estrujan las sabanas, tomas mi mano y presionas fuerte, muy fuerte. Mis labios te tocan, mis manos te sostienen, tu vientre es sensible, lo sé, sonríes cuando lo beso. Te quiero. Afortunadamente no dejamos mucha luz, lo suficiente para nosotros, a tientas mi boca llega a tus pies y subo lentamente aprendiendo tu cuerpo de memoria, conociendo la piel de tus pantorrilas y de tus muslos, fascinantemente cálidos.

Ahora escucho tu voz, tensa, agitada pero feliz, observo como te estremeces, desbordas de placer y yo continuo en el fragor de procurarlo, el paraíso de lo sensual, la agitación mutua desborda mi alma. Te quiero. Me quieres. Siempre. Distantes, pero juntos. Pensando cada día en cuanto mas puede deslumbrarte una persona pues cada vez que te veo rebaso los limites de mis sentimiento. ¡Guao! Sentimientos.

Nos relajamos y sonríes, ¿siempre sonríes? Si. Eso me encanta tambien. Tu cabeza en mi pecho, mis manos en tus caderas, mis piernas junto a las tuyas, mi mente en tu mente. Las palabras sobran, el silencio lo hace todo. Te quiero.

Deseo que el tiempo pase lento, lento en mi corazón, lento en tus ojos, lento mientras te beso. Quiero soñar que todos los días son momento de verte, que todos los semáforos están en rojo y que todas las horas del día son atardeceres en acantilados frente al mar pero solo contigo.

¡Ah! No lo olvides. Te quiero.