Solo tú, que escribiste esto, sabes lo que sentiste en ese momento, tal vez nunca nadie te entienda, tal vez en el momento en el que lo escribiste, ni siquiera yo te hubiese entendido, sin embargo, cuando me entregaste estas lineas, cada palabra fue una bofetada, tan fuerte como las que me diste aquella vez afuera de tu casa (siendo la única persona, aparte de mi madre, que me abofeteó y dos veces todavía), tan dolorosa como tu silencio de tantos años al cual ya me había acostumbrado. Lo cierto es que nunca te pregunté si podía publicarlo, pero hoy, con una buena canción de fondo y un buen vaso de cuba libre, me animé a hacerlo, teniendo en cuenta que las palabras no son de nadie, ni tuyas ni mías, pero lo que construiste en este poema con ellas, me destroza a cada lectura. Salud.
Ojo, no he modificado nada, como en otros textos; esta vez dejé todo intacto, ni una coma o punto han sido cambiados, pues si lo hago, le quito su naturaleza, ni siquiera corregí las tildes y los errores. Salud otra vez.
No dijiste nada, Pero entendí todo
No creo poder mirarte a los ojos
sin demostrar tristeza,
finjo que todo anda bien
Aunque por dentro me sienta herida,
Pero... que más puedo hacer..
No merezco ese sentimiento.
La culpa nunca me dejó ser
quién hubiera querido ser,
pero tal vez fue mejor así
y a pesar de todo
cómo te dije alguna vez
no me voy a arrepentir.
Quisiera reclamarte tantas cosas
pero no puedo,
no hubo ningún secreto, lo sé,
pero se me olvidó que soy la otra
y me engañe creyendo ser importante.
No hablamos mucho del tema,
aunque yo los que quise abordar
supongo no iba a ser fácil para ti
pues no querías tener conciencia.
No te preocupes
no hay reproches
solo sin sabores
de algo dulce y amargo a la vez
que retumba y retumba
en la consciencia del inconsciente.
Sé que me equivoque
al haber visto cosas
donde no había nada,
la culpa fue mía por no notarlo
ahora cargo con el amargo
de mis desaciertos.
No dijiste nada
pero tú silencio
lo dijo todo.