Murió el Padre Giuseppe, no de covid, murió de vejez. Hace unos días recibí la noticia y no pude evitar recordarlo y recordarme a mi por esa época. Conocí al Padre Jusepi (así le decía yo) cuando yo tenía 16 años, cuando ingresé a la parroquia para mi confirmación, él era un padre duro, un italiano seco, ya por esa época era un anciano renegón, en plena misa botaba a los que hacían bulla, o insultaba al que interrumpia las lecturas. Cada cierto tiempo en plena misa, se quedaba en silencio y apuntaba con su dedo indice a algún feligrés indeseable y con furia decía, "túuuuu, imbeeeecil!!!" yo me mataba de risa pero sin hacer bulla porque sino me señalaba a mi.
Luego de mi confirmación fui catequista, luego ingresé al coro y el padre se retiró y se fue a Italia a pasar sus últimos años. Lo recuerdo con cariño por qué el vio algo en mi, que ni siquiera yo había visto, durante la catequesis se presentó la oportunidad de ir a un retiro vocacional, un campamento de una semana en Santa Rosa de Quives, dirigido a jóvenes que querían descubrir su vocación sacerdotal y el me llamó a su oficina, yo no tenía plata para ir, la inscrpción costaba 450 soles que nunca en mi vida iba a conseguir a esa edad. Jupepi me miró y me dijo en su español combinado con italiano "espero no desperdicies las donaciones de la gente, la iglesia lo pagará".
El padre no se equivocó, por más que me esforcé en descrubir vocación de sacerdote, no sentí nada, ningún llamado, pero si descubrí que para obtener la salvación, solo hay un camino y ese es el de ayudar a quien necesita sin buscar reconocimiento. Años mas tarde dejé de creer en religiones, dioses o esas cosas espirituales pero ese precepto guían mis acciones, es decir, en buen cristiano, si quieres el secreto de la salvación, ayuda a quien necesite pero calladito, sin hacer bulla. Gracias padre Jusepi.