A través de tus ojos ubérrimos de nostalgia, podía viajar a los recuerdos dolorosos del pasado. A través de tus labios de vino barato, podía tener el sabor de aquellos días de inmadurez descabellada, de paseos erráticos frente al cielo apagado de Lima.
Por el olor de tu cabello podía determinar la intensidad del deseo y confirmaría el anhelo de la noche que nos llevaría al sexo inesperado, entre luces opacas y un colchón estrecho, con música lenta y cortinas rasgadas, con tu piel blanca y con desesperados movimientos cortando el silencio de la palabra con ruidos extraños.
Por tus pasos apurados recuerdo lo tarde que se hacía cada vez que te veía, cada encuentro de atmósfera miserable donde navegaban mis manos por tus caderas embravecidas, por tu cintura que hacía inolvidables esos instantes. Por tus pasos apurados olvido también la guerra entre el tiempo que me aleja y me acerca a ti.
A través de tus ojos nigérrimos de arrebato, sonámbulos en busca del abrazo tierno y sin culpa de tu inconsciente, podía yo, tener la certeza de que me necesitabas para ser feliz, de que era cierto que merecíamos estar juntos pero decidimos que no. Y solo nos dijimos adiós, camina y no mires mis pasos porque sabrás lo que busco.