He recibido varios saludos por el día del Maestro hoy, ayer y antes de ayer. De mis alumnos del colegio, de mis alumnos de oratoria y de mis alumnas del Instituto, ademas de mis ex-alumnos que ahora tienen una vida hecha. También de mis colegas, de mis familiares y de mis amigos. Yo he repartido también algunos saludos sinceros a mis colegas mas cercanos y a otros por simple cortesía.
Hace mas de diez años estoy en esto, aulas, plumones, esquemas, exámenes y risas, muchas risas. El tiempo pasó rápido, me prometí salir de la carrera de profesor en cinco años pero debo confesar que la profesión me ha atrapado. Me gusta enseñar y disfruto aprender, sin duda lo haré siempre y trataré de conseguir los mas difícil para un profesor: INSPIRAR.
Recuerdo con mucho cariño a mis profesores, los de la primaria, los de la secundaria, los de la academia y los de la universidad. Saludos a todos, seguro que siempre quisieron que aprenda lo mejor de ellos pero fracasé, no me inspiraron, o no querían inspirarme. Pero siempre entre todos hay 3 o 4 que realmente marcaron mi futuro. Aquí mis impresiones:
1. A los diez años me enseñó la profesor Tina Vallejos. Exactamente no recuerdo que cursos enseñaba pero una vez dejó una tarea: "Escriban un cuento". Relaté una historia fantástica sobre dinosaurios, la profesora dijo y escribió en mi hoja: "Veinte" y me miró con una sonrisa hermosa. Me puse furioso por dentro, puso el veinte sin leer mi cuento.
2. A los 13 años estaba en tercero de secundaria y era un manganzón onanista con un claro desinterés por aprender. La maestra de literatura, alias Ágatha Lis, pues no recuerdo su nombre dejó la siguiente tarea: "Escriban un poemario". Me dediqué enteramente, tres tardes sin salir de mi cuarto, escribía y reescribía poemas de amor. Presenté mi trabajo y la profesora dijo: "Soto, hummm, ¡copiado!". Me puso diez.
3. A los 16 entré a la academia y lo único que me interesaban eran las chicas, hasta que entró el profesor de Literatura, Lito, un regordete casi calvo que hablaba y recitaba poemas en clase deslumbrando a lo que mas me interesaba, las chicas, se morían por él. Entonces empecé a escuchar lo que Lito decía y aprendí Literatura.
4. En la misma academia estuvieron, a los que considero, mis maestros: Walter Quispe y Fito Espinoza. El primero enseñaba Historia del Perú y el otro Historia Universal. En sus clases yo entraba en trance, lo quería saber todo. Hasta a veces me molestaba que Walter Quispe en vez de enseñarnos hacía hora casí la mitad del tiempo. Donde se encuentren, un gran abrazo.
5. Ese mismo año entré a la Universidad Villarreal. Córdova, Diógenes, Seijas, Tello, Azáldegui y casi todos un verdadero fiasco. Fueron cinco años poco productivos, la mayoría de veces no explicaban nada concreto. Si los profesores estuviesen en un naufragio y yo solo tuviese un salvavidas, se lo lanzaría a Eldi Toro, me enseñó Literatura, tampoco enseñaba bien pero se notaba que había leído y se podía conversar con ella.
6. Mi segunda carrera fue Pedagogía de la Historia. En la Cantuta. A veces pienso que las universidades nacionales deberían tener una ley que obligue a los profesores a dar todo en una clase. En esta universidad hay profesores con grandes conocimientos pero que ya están aburridos de enseñar. Saludos Vargas, Aramburú, Aguilar, Dominguez, sé que pude aprender mas de ustedes.
En fin, en este día del maestro renuevo mi compromiso personal, mejorar para inspirar. Saludos.