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Los expertos deben proteger a los tigres en zonas de cría específicas de Asia en lugar de intentar salvaguardar vastas extensiones si quieren que los animales no desaparezcan, dijeron el martes varios científicos.
Tan solo quedan 3.500 tigres en el mundo, y menos de un tercio de ellos son hembras que pueden reproducirse, según John Robinson, de la Sociedad de Conservación de Vida Silvestre, y uno de los autores de un nuevo estudio. Otras fuentes dan la cifra en 3.200 ejemplares.
Se ha hecho mucho por intentar salvar al gato más grande del mundo, el cual está amenazado por la caza, la pérdida de su hábitat y el comercio de animales salvajes. Sin embargo, su número disminuye sin pausa desde hace casi dos décadas.
Eso se debe en parte a que los esfuerzos de conservación son muy distintos y van a menudo enfocados a mejorar hábitats fuera de zonas protegidas, según el estudio publicado el martes en la revista PLos Biology.
En lugar de eso, los esfuerzos deberían concentrarse en una zona donde los tigres habitan – la mayoría viven tan solo en un seis por ciento de su hábitat disponible – y especialmente donde crían.
“La prioridad inmediata ha de ser asegurar que las últimas poblaciones de cría sean protegidas y continuamente controladas”, señala el estudio. Si eso no ocurre, “el resto de esfuerzos están destinados a fracasar”.
El Fondo Mundial de Vida Silvestre (WWF por sus siglas en inglés) y otros grupos de conservación dicen que tan solo quedan unos 3.200 tigres, mientras que en 1998 la cifra llegaba a los 5.000, a pesar de las decenas de millones de dólares invertidos en esfuerzos de conservación.
Muchos tigres han muerto a manos de cazadores furtivos, que venden a precio de oro su piel. En el este de Asia también se cree que partes del tigre son buenas para la salud y la virilidad.
El nuevo estudio identifica 42 zonas claves con concentraciones de tigres donde tendrían potencial para crecer y ocupar grandes áreas. Dieciocho de esas zonas están en India – el país con el mayor número de tigres – ocho en Indonesia, seis en Rusia y otras zonas de Asia.
El estudio fue realizado por el grupo conservacionista Panthera, el Banco Mundial, la Universidad de Cambridge, entre otros.