Hoy ha muerto uno más de mis sueños. Ayer ha muerto Gabriel García Márquez y no podré estrecharle la mano para luego darle un fuerte abrazo, sentarnos y conversar sobre El amor en los tiempos del cólera, pues no hay mejor libro escrito que ese. Y eso que he leído mucho.
La vida es así, efímera, no hay tregua. No deja ni siquiera cumplir los sueños, ni tiene piedad con los genios, a esos que deberían vivir por siempre, a esos se los lleva igual que a todos. Si tuviese oportunidad de decir algo ante tal suceso diría, ¡hey!, muerte, déjalo, a ese no lo lleves, le falta mucho por escribir, tiene historias infinitas en la mente, cuentos fantásticos que poner en el papel. Y la muerte se iría pues ella también lo lee.
No hay otra pues, muerto el hombre se acabo el escritor. Estoy seguro que toda la gente dirá: Pero ahí tenemos sus obras. Yo digo: pffffff... Esta pobre cultura de lectores de tablet nunca apreciará el valor y el olor del papel que sabe a Macondo, ninguno entenderá a Florentino y su amor eterno y nadie despreciará al Patriarca, pues todos se distraerán con angry birds o las aplicaciones que los hacen mas "cul".
Lástima Gabo, no podremos estrecharnos las manos, como concebí hace muchos años mientras leía Cien años de soledad y me enamoraba de Remedios, la bella. Hasta soñé las primeras palabras que usaría: Señor Gabo, es usted un maldito genio, quisiera escribir un cachito como usted. Tú sonreirías y alabarías mi ocurrencia. Por supuesto estabas vestido con un pantalón oscuro y un saco melón a cuadros. Ya nada pasará pues te moriste como todos moriremos y ya nada te hará regresar.
Yo de seguro seguiré disfrutando de tus libros pues la re-lectura me fascina pero antes de empezar cualquiera de tus títulos daré un suspiro de decepción pues recordaré que no habrán más obras así. Chau Gabriel, chau sueño de conocer a Gabriel y chau obras geniales de Gabriel.