Desde el lejano recuerdo que aparece en la penumbra y que se esfuma en el mesón junto al humo de un cigarro pálido, desde ese alucinante y oscuro lugar, aparece y desaparece el momento oportuno que desaproveché por vergüenza. Tengo mi razón, la tuve en ese momento y hoy todavía es válida. Pero desde ese intemporal recuerdo salen nombres que ya no menciono pero que pienso intensamente.
No es frágil la memoria, divaga pero siempre llega lejos y te atrapa, con un hilo que puede romperse con la respiración de tu gran pecho, con un cabello fino y recién lavado, rubio y brillante, negro y otoñal.
En ese lejano recuerdo todavía te espero, fumando; aspirando y exhalando; enmudecido por las olas que juegan con la arena en la noche fría. No llegarás. Yo seguiré esperando unas horas y pensaré que ocurrió un imprevisto inevitable que me dará esperanzas absurdas y me iré feliz.