viernes, 21 de marzo de 2014

3 Personas

Un tremendo rufián. Con un tatuaje de caracol en el cuello y los brazos llenos de cortes que sobresalen de la piel. Un papanatas que no tiene el valor de enfrentarse a nadie sino que arrebata y huye, corre como el diablo y nunca mas se vuelve a aparecer. Una persona que aprendió a vivir aprovechándose del momento mas oportuno para sustraer a la fuerza algo que pueda vender en el mercado al mejor postor o al mas necesitado.

Una niña intranquila, inquieta y distraída. Con la piel tan blanca como el papel, dedos rosados como sus labios, digo niña pero ya fue mujer, la poseyeron innumerables veces, con su consentimiento y con todo su deseo pues ama y por eso se entrega. Pero que puede saber del amor si cuando va y viene del instituto su mente divaga en ideas inconclusas, sin concretarse en un pensamiento real.

Un padre sereno y pensativo. Con anhelos sosegados por la rutina, ama y lo aman, a pesar de que no le importa que lo amen pues no se siente merecedor de ese amor. Cada día cuida su cabello, aceitándolo con gel natural, se rocía colonia y antes de salir le da un beso corto a su mujer y a su hija. En el camino al trabajo piensa en los cambios que ha dado su vida y recuerda lo que dijo ayer, que espera la muerte con curiosidad, que quiere saber que pasa luego de la vida que le tocó vivir.