domingo, 21 de septiembre de 2014

Hola Eleida

A veces ocurre que te haces la pregunta ¿Por qué no la conocí antes? como un ruego a dios del cual estás convencido que no existe, como una petición curiosa al destino irreversible o tal vez como una simple interrogante del súper yo.

He visto esa sonrisa formada en tu niñez, con los pies descalzos y con tu cabello golpeado por la brisa de ese mar absoluto.

Al escuchar tu nombre, Eleida, no existió mas una palabra inventada que tuviese la ternura y la fiereza al mismo tiempo de evocar un pasado nítido que me lleva a la pregunta que siempre resultará absurda: ¿por qué no te conocí antes?