jueves, 31 de marzo de 2016

Lonely

Lento. Discurren mi dedos, apacibles, sordos y enceguecidos por la pulcritud de tus cabellos que ensortijados por el viento me traen el perfume del sosiego. Mas abajo tu cintura espera mi tacto cruel pero lento, a veces contrito y sumergido en nostalgia.

La precisa palabra aturde el silencio y rompe la magia: ya me voy. No te vayas, envuélvete en la sombra de la noche y atrapa el tiempo que te es esquivo. Te vas y no miras atrás. Dejas sin rastro a un muchacho ávido de impresiones taciturnas, acomodado en el asiento de primera fila espectando tus formas abundantes y bien distribuidas.

El cigarro se consume tras el exilio, las bocanadas de humo se esfuman con el viento que se llevó tu olor a flores, tu recuerdo me hace sonreír y la gente mira con pena a un triste solitario con un cigarrillo casi acabado y una sonrisa que nadie sabe de donde salió.