lunes, 27 de diciembre de 2010

El Borracho


Tambaleando, tambaleando, avanza entre el tumulto, un borracho sucio y maloliente. La gente se aparta, él camina y empuja a quien se atraviese mientras lo miran con pena por sus ropas ajadas. Pero no importa, no hay sentimientos en él, ni el mas mínimo resquicio de vergüenza le queda, todo lo dejó en la cantina, hasta el amor por su familia, hasta el amor por su hijo que no le tiene amor ni respeto sino miedo, pues que se puede sentir por un padre del que solo se ha recibido golpes, en la cara, en la madre, en la hermana y en el alma.

Sus pasos tiemblan, se cae y se levanta para nuevamente caer, se cansa y duerme en el piso, frío, sucio y mojado. Hasta los perros pasan a su lado, lo huelen y se van, oh! volvió en si, se está levantando, mira al rededor con un ojo abierto y el otro a medio abrir, no sabe donde está, busca en sus bolsillos y encuentra lo de siempre, nada, busca en el otro y nada, un recuerdo se le viene a la mente, lejanos tiempos de trabajo duro, de levantarse a las 4 de la madrugada y pelar alcachofas para venderlas en un triciclo en San Isidro, de ganar muchos soles para gastarlos en licor para tener el valor de odiar su propia vida y olvidarse o recordarse que fue un mediocre vendedor de verduras.

Papá, necesito... carajo, siempre es dinero. Renegaba por los soles que le faltaban a sus cinco hijos, pero los que se gastaba en la cantina eran gloriosos porque lo hacían sentir querido, sus amigos de la cantina lo querían, con dinero se ganan amistades, pero de patas cortas, de hola y chau. La esposa, la pobre esposa, la renegada y gruñona madre, la que olvidó que era mujer por su culpa, ella cambió todo por él, por sus hijos, ¿para qué darles cariño?, los hijos necesitan plata, comida, cariño no, los "te quiero" no sirven en los carros, los abrazos no te alimentan, el trabajo te enseña, te endurece y olvidas lo importante o mejor dicho lo confundes.

Hey borracho, desperta carajo, tienes familia, tienes 5 hijos que recuperar, ellos aún creen que puedes cambiar (menos uno que no tiene esa esperanza), tienes vida, todavía te quedan unos10 años o más, ¡párate! busca tu casa, ofrece disculpas, pide perdón, ¡cambia borracho de mierda!, tus hijos, en especial tus hijas te necesitan, ellas confían en ti.

Nada, no oyes, buscas en que apoyarte, no hay nada, te arrastras, al fin logras pararte y vas camino a lo que siempre has querido: la cantina.



Esta canción es de mi alumno Alonzo Machado, el popular Osito o Audaz, como lo llamen, contrario a lo que piensa él, me gustó el tema. Saludos hijo y sigue con el hip hop que lo haces bien...