Escapo con pasos apresurados. Sigilosamente me escabullo para encontrarte, sin embargo, te he espantado. Susurro tu nombre desde la extraña soledad y a pesar de la distancia sé que me escuchas pero haces oidos sordos. Haces bien. Caigo y me levanto, no me sacudo porque en esos pequeños tropiezos se van los recuerdos y cada vez me acerco mas al olvido.
Sin dudar y andando de frente traigo el pesado pasado, destrozado por el tiempo y deformado por el uso, reinventado con la exageración de los detalles confusos. De nada sirve detenerse, la vida apremia y mirar atrás confunde mas. Serás feliz, condenada a no saber lo que realmente deberías saber.
Finalmente, la vida es, como dice el trovador, un verso al revés...