Cada vez que tomas mi mano mi alma se enciende, mi corazón se acelera y quisiera que el momento no acabe nunca, que dure toda la noche, que tus dedos blancos y pequeños me tomen para siempre. Es curioso princesa, tengo cierta experiencia pero contigo me transporto en el tiempo y es como si fuese siempre la primera vez.
Me encanta cuando descanso en tu pecho, cuando nuestros cuerpos se acercan y el amor fluye, tu me haces perder esa calma que mi alma con tanto golpe encontró, pero la verdad te digo, que no puedo ser mas feliz contigo, sobre tu cuerpo, en silencio, mirándote a los ojos me sonrojo aunque no te des cuenta pues tus ojos están cerrados o mirando al infinito.
Cada día que te veo entiendo un poco mas este acertijo que la vida me ha puesto, nosotros nos encontramos por algo, entraste a mi vida con un proposito: rehacer mi corazón. Y lo lograste. Ahora siento, confio, vivo, pienso y me enamoro. Yo entré a tu vida para que sonrías, para que entiendas que siempre vas a tener mas oportunidades de encontrar el amor en donde nunca lo buscaste.
Otra cosita mi amor. Todos los días, pero entiende bien, todos los días recuerdo tu bella sonrisa frente al mar que he visto varias veces y que hicieron que me enamore como Borges de Kodama, como Neruda de Matilde, y con esa imagen sonríe mi corazón, ese mismo que tu has despertado y encaminado. Te quiero.
Princesa no soy hombre de promesas, pero si algo tuviese que prometerte sería que siempre daré todo de mi, para que esto que tenemos funcione y nunca termine, quiero verte sonreír siempre y tocar tu corazón de chocolate con mis tonterías de papel.