viernes, 8 de diciembre de 2017

El secreto en tu mente tiene que respirar...

Una canción entonces, me trajo tu recuerdo envuelto en difusas imágenes tuyas entre mis brazos, esas estrofas desagarradoras me llevaron al pasado enrarecido por los ojos mas grandes que he mirado, de los cuales no recuerdo el color. Será pues, que cuando nos despedimos la ultima vez, no terminé de decirte adiós y eso me pasa siempre, cada vez que pronuncio tu nombre en mi mente, cada vez que escucho tu voz en otra persona o cada vez que alguien dice una de tus frases, lógicamente sin la dulzura de tu voz entrecortada.

Fue entonces que quedé atrapado nuevamente en nuestros recuerdos que volvieron como una vorágine, y confieso, sentí. Sentí. Volví a sentir aquello que solamente tu fuiste capaz de conseguir en mi y no sé porque no llego a olvidar completamente, Será acaso que teníamos mas en común que cualquier otra pareja en el mundo. O tal vez que nos encontramos cuando mas nos necesitábamos. No lo sé realmente, pero te digo algo, lo supe alguna vez. En algún momento tuve la certeza de que íbamos a quedarnos juntos para siempre, mirándonos a los ojos y diciéndonos te amo para terminar las noches infinitas conversando, tú de tu vida y yo de la mía.

¿Recuerdas cuando nos abrazábamos? jajaja, siempre mirábamos a ambos lados de la calle para que nadie nos viera, me mirabas y yo veía en tus ojos ese abrázame de una vez idiota. Un minuto después, nada importaba, solo mi mano en tu cintura y tu mano en la mía, tu otra mano sujetando mi otra mano y caminar sin sentido, los mas enamorados del planeta tierra.

Tomarnos de la mano era un placer, me daba nervios, te advertí, pero para ti era  una obligación que me encantaba, eramos dos niños, jugando a amarnos, disfrutando el tiempo, siendo absolutamente felices con nada y con todo a la vez. ¿Sabes una cosa? Es absurdo, ingenuo, infantil y hasta ridículo, pero nadie coge mi mano como tú lo hacías, tus pequeños dedos encontraban un empalme perfecto, una sensación de tranquilidad absoluta a pesar de las circunstancias.

La canción sonó una vez, y otra vez, y siempre sonará, serán dueños de tí, de tu ropa y tu voz no de tu corazón. Llegarás hasta el fin y vas a redescubrir que ese no soy yo, si quizás la emoción te distrajo muy bien sabes que en tu pasión y momentos de fe, pensarás en mí.

Nunca pienses que estoy con ausencia de amor me conoces bien. Con amor o sin él, te recuerdo muy bien siempre te amaré. Cuando escapo y lo real se convierte en ficción, cuando salgo de mí, cuando llego hasta el fin siempre pienso en ti.

Anacrónicamente, Te amo.