Ayer, con los ojos viendo el techo, iluminado por un haz de luz de la calle, con los cuerpos aún cálidos, un susurro preguntó ¿me amas? Callé. Sabía la respuesta, pero como todo desde hace cinco años, lo resolvió la duda.
Mi vida siempre fue una tormenta, nunca he estado seguro de nada, siempre dudé de todo y sobre todo de mi. Nunca he tenido claro nada, certezas en mi vida han sido pocas y contadas, una de ellas siempre fuiste tú Jess, siempre tuve claro amarte como te amo, pero también tuve la certeza de que nunca te conformarías con mi estúpida forma de amar.
Aun así seguimos caminando, a veces de la mano, a veces separados. A veces sonriendo y a veces entristecidos por la intermitencia de mis decisiones.
Otra certeza es que a pesar que anduve de corazón en corazón, emocionado por amores pasajeros, solo una persona estuvo tan cerca de mi corazón al punto de querer empezar de nuevo, se lo dije, ella lo sabe, tú lo sabes, pero nos dio miedo y luego confirme que nadie será tan importante como tú pues increíblemente me esperaste.
Con un brazo que rodea tu cabeza y cae sobre tus hombros, me lanzas tremenda pregunta, hoy que mis pasos me han llevado a otro corazón pasajero, y la respuesta es si, te amo pero no como te mereces, no como tú esperas, no como yo quisiera.
Presiento que quieres preguntar algo que dentro de todo, no quieres saber. Pero he aquí la respuesta: sabes que nunca he amado, y lo mas cerca de eso lo tuve contigo, me da miedo esa palabra, encierra mucho y solo a ti te la he dicho con sinceridad, solo tu hiciste que esa palabra saliera naturalmente de mi y aun así nunca estuve a la altura de cuando lo decías.
Lo de antes, lo de ahora y lo que venga, siempre serán remedos e intentos de encontrar a ese Álvaro que tu merecías, pero no es lo que busco, pues nada es mas intenso en mi mente cuando navega por los recuerdos y cuando encuentro mis ojos sumados a tus ojos en Lucía, o cuando veo tu sonrisa y mi picardía en Lennon, nada se compara a eso.
Lo siento. Te amo.