Cada palabra tuya siempre me hizo sentir que iba por el camino correcto, sin trastabillar, sin tropezar, feliz y sonriente, con el corazón en la mano. Mis sonrisas y mis risas nunca fueron mas sinceras que contigo, mis ojos nunca desearon mirar otros ojos que no fueran tus grandes ojos casi marrones.
Escuchábamos nuestra canción favorita tirados en un sillón, tomados de la mano, jugabas con mis dedos y yo olía tu cabello, te abrazaba, me abrazabas y no existía nada más. Hubo cosas que nunca te dije, no por temor, sino porque sabía que no me ibas a creer, como te puedo decir ahora que a pesar de estar lejos de ti tanto tiempo, sigo esperando que me dejes regresar, sigo esperando que me llames para tomar desayuno en la cama, o para almorzar en algún lugar que te guste, o simplemente para ver una película repetida de esas que tanto nos gustan.
¿Te acuerdas cuando susurraba a tus oídos? te estremecías totalmente cuando te decía que te quiero o cuando te contaba una historia. Nunca he vuelto a ver ese brillo en tus ojos, tampoco he visto brillar otros ojos del modo en el que tus ojos lo hacían cuando estabas conmigo.
Querida, te veías perfecta el ultimo día que te vi, te veías perfecta porque estabas sin mi, y ahora no sé si puedo ser parte de tu nueva canción favorita, pues como todo hasta ahora, podría arruinarlo, ¿Qué hago? dímelo tú. Pero piensa bien, no soy él que quieres que sea, sigo con los defectos que un día odiaste, sigo alejándome de las personas en la medida que ellas se acercan a mi. Decide tú.