Agotado, destruido internamente, triste y cabizbajo externamente, aun después de varios años no creo que pueda recuperarme de la decisión que tomé. Ver como te vas y entender que te fuiste por mi culpa ha sido el golpe mas duro que he recibido, ni las cachetadas que me diste antes, ni el despojo de tus besos se comparan a ese día en el que nos separamos, pues a pesar que seguí viéndote, a pesar que hoy seguimos conversando, siempre supe que ese día que te fuiste luego de mi respuesta, fue el fin de lo mas cercano que estuve al amor.
Ayer pusiste el dedo en llaga, (otra vez) y entendí que cada vez que recuerde ese momento, no seré mas que un infeliz que tuvo miedo de amar, un infeliz que no conoce el amor pues todo luego después de ti, fueron y serán relaciones por complacencia, pues me cansé de buscarte en otras personas.
Tus ojos, dijiste, estaban tristes. Ya sabías que iba a responder e incluso te ibas a ir antes de escucharme, hubiera preferido eso a enfrentarte. Yo vi en tus ojos emoción, amor incondicional, entrega y felicidad por haber hecho lo que debimos hacer ambos pero me acobardé, y aunque es la primera vez que te lo digo, me acobardé frente a la felicidad que me ofrecías.
En ese momento ni siquiera podía verte a lo ojos, tus ojos tan grandes y sobrecogedores dispuestos a amarme, tu mirada libre como el viento que soplaba en mi mente. En ese momento solo quería abrazarte y decirte que me perdones, que existían mil razones para ir contigo y solo una para no hacerlo y mírame ahora. En ese momento solo dije "no puedo, lo siento" y fue una bala a tus ojos, fue un tren aplastando un juguete de plástico, fue el amor que se escapaba de mis manos como cuando quieres agarrar el agua.
Tu mirada me fulminó, no porque estaba llena de odio, sino porque me miraste con lástima, me compadecías, pobre infeliz decían tus ojos con tono de pena, y diste la vuelta, tu cabello amarillo giró contigo y con pasos lentos te alejaste sin decir nada.
A pesar de que seguimos viéndonos fue el final, a pesar de que me seguías amando fue el final, a pesar que me quede en el parque hasta la medianoche fue el final, a pesar de que fumé diez cigarrillos (si hubiese tenido plata hubiesen sido mas) fue el final. A pesar de han pasado dieciséis años, 147 días y algunas horas todo se acabó esa tarde.
Y así fue como empecé a buscarte en otras personas, pero nadie era tú. Probé encontrar tus labios y extraer los besos pero ninguno era lento y firme a la vez, ninguno era capaz de empezar como un mar en calma y transformarse en una violenta tormenta. Busqué incansablemente tus ojos, pero todas las miradas resultaban mínimas frente a los océanos pardos con los que me mirabas. Y así, terminé hoy por guardar en secreto que nadie es como tú, que nadie será tú y que siempre serás tú.
No sé cuantas veces he escrito sobre ese día y la situación, no sé cuantas veces mas escriba sobre aquello, solo sé que ayer tus palabras ensordecieron mis recuerdos y estrujaron mi alma vacía como un cántaro en el desierto.