El inconexo y absurdo motivo por el cual hoy no estoy contigo, mirándote, besándote y hablándote, se ha convertido, con el tiempo, en una de mis fantasías recurrentes mas conmovedoras y me obliga a inventar un nuevo camino cada vez que me siento en la vacía sala, apago la luz y enciendo un cigarrillo para empezar a leer un libro de Borges o de Gabo.
Lo cierto es que ya no me duele leer tus palabras, me da cierta nostalgia, las letras que pulsas tienen un aire a pasado, un olor a máquina del tiempo. Yo, hoy, te abro mis brazos pero mas importante que eso, te abro mi mente que se revela en mis textos, te explicaré todo, como me pides, lo que entendiste y lo que yo quería que entiendas, pues solo tú serías capaz de hacerlo, mas ya de antemano sabes que todo lo que he escrito fuera de nosotros han sido un juego de palabras pues en todas mis letras y escritos siempre serás tú.