Te quiero. Pero dejaré de hacerlo, voluntariamente, silenciosamente, a escondidas pero delante de ti. Con miradas vacías y sonrisas fingidas que serán el plumero que limpia el oscuro sentimiento que renace dentro de mi, el cinismo. Lo siento. Uno recibe lo que da, por eso será mejor que te alejes, no porque como ilusamente piensas que me haces daño, eso ha pasado ya. Debes alejarte porque yo dañaré lo que queda de ti y no con mentiras, pues soy brutalmente sincero, sino con la terrible desilusión de la indiferencia.
Me sentí un conejito que saltaba en la verde grama, ahora me doy risa, ¿como pude llegar a eso? fue realmente patético, pero sin negar que me gustó, realmente me miro y concluyo que ese nunca fui yo, era un remedo cursi de la peor versión de un verdadero romántico, una ilusión de frenesí aprovechado por ese vestigio que quedaba en mi alma después de Jessika. Los rezagos de un corazón autodestrozado por mis propias mentiras. Los desechos del muchacho enamorado que murió a los 25 años.
Volveré a la ruta, pues encontré facilmente el camino, la ayuda vino desde el rincón menos pensado, desde el origen del problema, de la exánime tecnología que fácilmente atrapa. Además como un viejo lobo estepario, sin querer dejé un rastro que esperaba ser descubierto. Las señales escondidas del cínico muchacho embaucador de sentimientos, alguien que quería dejar en el pasado pero que la vida exige, no hay tregua, pensé que todo se había sosegado ya, pensé que dejaría el infierno de la mentira al decir te quiero sinceramente, pero la vida me dice no, despierta, vuelve a sobrevivir, arrastra tu conciencia y obten solo lo que te conviene, pasa por encima de todo y vuelve a la soberbia y al egocentrismo.
¿Ves? Por esto debes alejarte, huir, aunque no te dejaré, pues sirves a mi propósito final, eres ideal para no volver a cometer el error de la subjetividad sentimental. Poco a poco siento como vuelve mi temperamento, la racionalidad exenta de emociones, me preparo diciendo las mismas palabras cursis que me hicieron caer en el abismo del cual ya voy regresando, poco a poco, paso a paso, palabra a palabra, beso a beso.
Te ofresco disculpas, no por mis acciones, sino porque a pesar de todo lo ruin que soy, no me arrepiento, nunca lo hago. Las disculpas van por el tiempo que perdiste y perderás tratando de reparar algo que para mi no va a existir pronto. Besos. Te quiero.