Es gracioso que todo se resuma en los gatos, pues creo que me miras así, como un gato callejero, triste y abandonado, con mil cicatrices, un sobreviviente, y llegas tú y me acaricias, y me alimentas, y me das cobijo, sin importar que este sucio y sea huraño. Tus manos cálidas son palabras que reconfortan y que extrañamente comprenden lo absurdo de mi personalidad.
¿Serías capaz? No te lo pregunté pues tengo un poco de miedo, miedo de ti, pues hasta el momento solo sabes de mi y yo se poco de ti, no sé hasta que punto tienes dañados los sentimientos, no sé hasta que punto esas lágrimas del otro día eran de decepción o de amor. Como te dije, es difícil creer que ese hombre te pierda tan fácil, después de tanto tiempo y después de tanta felicidad (según tus palabras) es como si te arrojara a los brazos del mundo y en ese mundo chocaste conmigo que traía una mochila de viaje mas grande que la tuya.
No me gustan los gatos. Por favor, no te enamores, por favor no me veas como a un gato triste y golpeado. Por favor no leas esto, pues no tendré respuesta, no resolveré ninguna duda, lo que esta escrito es y no es, puede ser o será, nunca explico mis palabras. Por favor ya no seas tan comprensiva conmigo, no entiendas los problemas que me agobian, recrimíname, enfádate, júzgame y aléjate. No, no te alejes, permanece conmigo, poco tiempo, en recreos, a la salida, en las noches, en mi auto, en el paradero, en el parque frente al colegio, donde nunca y donde siempre. Escuchame y cuentame, mírame y sonrie, háblame y guarda silencio.
¿Serías capaz? Francamente lo dudo, eres muy inteligente como para complicarte la vida de tal manera, debes ser cauta, cuidadosa de tus pasos, como ayer, bailar juntos pero no tanto, beber lo suficiente como para solo sonrojarte y tomar mi mano como sin darte cuenta (jaja yo si me di cuenta aunque me digas lo contrario). Sé capaz! ¡Please! yo no intentaré nada, la pregunta ronda en mi cabeza pero no haré nada, esperaré que tu des el primer paso: ¿serías capaz?