lunes, 18 de mayo de 2020

El vuelo de las cometas

Todavía no entiendo como puedes lograr que algo simple y sencillo se convierta en un espectáculo fabuloso y lleno de risas, como, el salir con temor, viendo el reloj y el espejo retrovisor cada cinco segundos, puede transformarse en horas de calma, contando cosas que nos acercan cada día mas. Y aun a veces sin decir nada, tenemos nuevamente todo, mirando el cielo azul desde la ventana de r2, escuchando música, intercambiando canciones favoritas, pero sobretodo cuando tomas mi mano y la presionas fuerte, como diciendo que no acabe el momento. No importa si no podemos salir a lugares de los que te cuento o de los que me cuentas tú, tranquila, los conoceremos todos, no es el momento aún. Tal vez es el momento de seguir reconociendo los muchos defectos y algunas virtudes; y riéndonos; y estar en silencio observando el vuelo de las cometas tomados de la mano, arriesgándonos; y que compartir un chupetín sea lo mas peligroso del mundo, ¡qué demonios!
Parece que mis palabras te curan, lo noto en tus ojos, que cada vez se aparecen mas en mis noches, en tus fotos, en mis tardes, en tus mañanas, en mi mente y a veces en mis sueños. A mi me pasa diferente, tus ojos y tu silencio inicial, se llevaron la nostalgia que yo mismo no dejaba ir, sin embargo tus preguntas incisivas develaron las dos cicatrices que aun no conoces, no porqué me duelan, sinó porque traen la nostalgia de tantos años, de los rastros de un veinteañero ilusionado que no pudo retener el amor entre sus manos. Tú sin embargo tienes solo una cicatriz que yo ya conosco, con la cual aprendiste a convivir e imitar el vuelo de las cometas que no se sabe si quieren irse con el viento o aferrarse a su hilo.