miércoles, 14 de septiembre de 2011

Ser Padre... 2008

Si existe la suerte, aquella noche en la que Jessika y yo concebimos a Lucía, estubo de nuestro lado. Esa noche sin saberlo cada uno entregó parte de si para formar un nuevo ser y por única vez su vientre aceptó mi ofrenda. No fue un momento mágico ni se detuvo el mundo pero satisfechos los dos, nos abrazamos como siempre, con un complejo sentimiento que era una mezcla de amor, culpa, miedo y satisfacción.

Cuando supe que iba a ser padre, emocionalmente me saturé de confusos pensamientos acerca de mi madurez para afrontar lo que me pasaba. Todo cambió cuando vi crecer la barriga de Jessika y pegaba mi oreja para escuchar aquellos movimientos extrañamente espesos. Lo curiosos es que, por alguna extraña razón, estube celoso durante el embarazo, no de mi hijo(a) por la atención de Jessika sino por todo lo que experimentaba ella, yo quería sentir lo que ella sentía pero no podía, asi que la espera por que nazca el bebe me atormentaba.

Lucía nació luego de nueve meses casi exactos. Y la primera sorpresa que me dio fue que era mujer y yo tenía la seguridad de que iba a ser varón (pedí expresamente que no me revelaran el sexo de mi hijo(a) en ninguna ecografía) Ese siete de diciembre fue realmente agotador, no pude dormir por la emoción y por las duras sillas del Hospital San Bartolomé. Todo fue compensado cuando la vi por primera vez luego de cuatro minutos de nacida. Fue increible. Estaba toda húmeda y arrugada, cuando le hablé con la voz quebrada abrió sus ojos y no pude distinguir si tenían iris. Era raro pero ese bebé mojado, rosado y arrugado me causó familiaridad al instante.

No sé ser padre. He ido aprendiendo con el crecer de Lucía y tengo una filosofía "nunca hago caso a los consejos que me dan sobre como criar a mi hija" por lo general termino haciendo todo lo contrario o me dejo llevar por mis instintos. También me pongo a pensar "¿que me hubiera gustado que haga mi propio padre si yo estuviera en su lugar?" Es gracioso pero creo que le caigo bien a Lucía. Al menos ella puede estar tranquila, pues le entrego todo el amor que soy capaz de crear y eso es lo increible, Lucía es la única persona que es capaz de sacar lo mejor de mi.

Ya le enseñé a caminar y poco a poco empieza a hablar. Será gracioso cuando podamos conversar por ahora solo escucho "papá, mamá, tata, etc." Te amo hija.

12 de Setiembre 2008