Después de un merecido viaje a Tarapoto, donde la diversión cundió y el calor era insoportable he regresado a la vida llena de transtornos, a la realidad perdida en el tiempo. Luego de ver bailar a la española de increible busto y ritmo enloquecido en la Anaconda puedo permanecer tranquilo a la espera del sosiego y dispuesto a crear mucho mas que antes.