Que curioso, no veía a Carol hace once años, no había pensado en ella, ni había escuchado algo sobre ella, pero sin aviso y con asombrosa nitidez se apareció en mi sueño. El tiempo había pasado sobre ella pero la había vuelto mas refinada, los años habían esculpido y estilizado totalmente su cuerpo, era un Carol mejorada, 3.0 como una versión final, perfectamente hermosa.
Lacia y vestida de negro estaba en una vereda a la cual yo llegaba, cuando me vio sonrió y me señaló con la palma de su mano blanca el piso para que me siente. Yo estaba anonadado, perplejo y ante la visión hice caso a sus órdenes.
Frente a frente hablamos largo y tendido de ningún tema que recuerde ahora, pero recuerdo sus gestos como siempre de mujer de la alta nobleza, fina y distendida, firme y glamorosa. Mientras hablábamos en la acera, desfilaban por nuestro costado amigos en común, ella saludaba con naturalidad mientras yo seguía en un especie de trance hipnótico.
En un momento de la conversación en el que no presté atención ella preguntó algo que no escuché, cuando repitió la pregunta para que la escuche se acercó tanto a mi que sentía su respiración, en ese momento todos nuestros amigos que pasaron regresaron a la escena y nos vieron pegados, me avergoncé y sorprendentemente, Carol, la chica buena y bella, me besó, fue un beso que no puedo olvidar aún ahora, pues en medio del beso y de mi sueño dije "siempre esperé esto", luego Carol encendió sus labios y el beso fue totalmente apasionado. Desperté.
Cuando giré la cabeza para ver mi alarma, eran las 5:30 a.m. hora de levantarme. En el trabajo y sin dejar de recordar mi sueño recibí la llamada de Carol, increible pero cierto.
Nunca he tenido nada con Carol, pero definitivamente cuando la vea será de manera diferente, pues ubicaré mi sueño en sus labios y analizaré frente a ella la frase "siempre esperé esto".