Enmudecía y me llenaba de odio con esa pregunta, pues como una vorágine se me venían imágenes a la cabeza de una época difícil de olvidar, desde que tengo conciencia hasta que tuve 15 o 16 años viví atemorizado por un sujeto que venía ebrio y golpeaba a mi mamá y a mis hermanas, ese sujeto era mi padre.
Siempre he pensado en el odio como un sentimiento equiparable al amor, en tal sentido nunca me han hecho tanta maldad como para merecer mi odio y mi atención, siempre he sido y sigo siendo un tipo feliz, nunca he odiado a nadie, a excepción de una persona y lamentablemente esa persona es mi padre. Lázaro no solo me engendró, sino que también engendró en mi, un resentimiento del cual recién ayer me pude desprender, recién ayer decidí sacar ese único rincón de odio en mi ser, pues no me llevaba a nada, fue difícil, sin embargo lo mas triste fue que después de tantos años, todo se esfumó, no había nada que conversar y solo quedaba indiferencia entre un sujeto casi desconocido y yo. Feliz día señor, no creo que se pueda, pero ojalá construyamos alguna relación, aunque sea lejana, mas adelante. Lo siento.
Mi padre fue mi madre, mi hermano, mis hermanas. Mi padre fueron mis amigos, mi padre fue el cigarro y el licor. Mi padre fue el fútbol, los libros en los que me zambullí. Mi padre fueron las malas decisiones que tomé de adolescente. Mi padre fue la calle, la necesidad, las malas juntas. Mi padre fue el amor que nunca encontré. Mi padre fue el amor que me encontró a mi. Mi padre fueron los primeros textos que escribía en un cuaderno azul. Mi padre fui yo, nadie mas que yo. Y tal vez sea por eso que me esfuerzo tanto por ser un buen padre y no ser como yo, que mis hijos no necesiten de mi, que Lucía y Lennon me perdonen por los innumerables errores que cometo con ellos, que si la vida lo permite, seré su soporte y su protector por un largo tiempo.
Pocos saben que no sé llorar, pero cuando veo esta película, las lágrimas salen sin pedir permiso.