Un día caminaba a mi casa luego estudiar en la academia y al pasar por el mercado un hombre tenía libros tirados en el piso, me detuve y compre uno a un sol. Lo guardé y al día siguiente lo empecé a leer, era una historia fascinante, desde ese día no me detuve, leía todo el tiempo, en el carro, en mi cuarto, en mi cama, en mi sillón, en el techo de mi casa, mientras caminaba, mientras estudiaba, si había algún profesor aburrido, me ponía a leer y así se hizo costumbre.
Ese fue el punto de partida, luego ingresé a la universidad Villarreal (dato curioso, ingresé en 3er puesto a nivel nacional e hicieron volantes con mi cara y mi nombre en Saco Oliveros), fueron cinco años de lecturas, juergas, viajes, mas juergas, mas lecturas y profesores, algunos buenos y otros no tanto. Por esa misma época estudié inglés en San Marcos, luego computación en Cesca, luego ingresé a la Cantuta, luego estudié locución (creo que la locución fue antes) luego un diplomado de blablablá, luego talleres de no se qué, una maestría por aquí y algunos cursos por allá, algunos por los que pagué pero no fui a estudiar (sí, no me avergüenza por si acaso) lo cierto es que siempre me divertí cuando estudié, y creo que me falta estudiar un poco mas para llegar a donde quiero. En ese camino, hace unos días empecé una nueva aventura, elevando un poco el nivel, en la facultad de educación de la Cayetano, tal vez la mejor facultad de educación del Perú, veremos que tanto me divierto por aquí.