lunes, 6 de julio de 2020

Tributo bien merecido

Nunca quise ser profesor y aunque creo que no lo hice mal, después de 13 años enseñando, ya no quiero hacerlo más, felizmente estoy por buen camino a conseguir eso. Sin embargo y a pesar de no tener vocación docente, he admirado, admiro y admirare a los docentes que si la tienen.

Durante mi vida he conocido a muchos docentes, amigos, compañeros y colegas, con cualidades pedagógicas envidiables pero nunca he visto mejor profesora que Jessika. Verdaderamente su vocación docente es inquebrantable y siempre está en constante reinvención.

Cuando la conocí y sin tener la menor idea de que yo iba a ser profesor, ella ya enseñaba inglés a niños de inicial. Incluso fue ella quien me animó a estudiar educación. Siempre traté de ser veinte porciento de lo buena profesora que es ella, nunca lo logré.

Hoy, día del maestro ha recibido tantos regalos (por supuesto que el que le di yo fue el mejor) que me sorprendió lo mucho que la aprecian sus estudiantes, aún durante la educación a distancia, la han colmando de regalos muy bonitos y significativos, hasta me dió un poco de envidia algunos que quise para mí, jajaja.

Hoy soy su jefe, a pesar de que ella es ultra mucho mejor docente que yo. Soy su subdirector y me quito el sombrero ante una profesora como ella y no me queda nada más que seguir con mi admiración. Y a todos los maestros y maestras que conozco, un feliz día, que su vocación guíe su desempeño, y si no la tienen, hagan como yo, busquen hacer otra cosa que los haga felices, pues ese es el pequeño truco de la vida.