Si son de verdad. Siempre son de verdad. No solo contigo, no solo con las demás. Son de verdad para ti y para las demás porque así quiero que sean, porque así quiero que sientan. No me burlo, solo estoy de paso y no quiero dejar huella y la verdad no deja huella. Es por eso que no habrá ilusiones, pues la verdad te hará razonar y no soñar.
Para mi no son de verdad, ni de mentira, para mi son producto del instinto y del alcohol. Son reacciones a un estímulo, a una motivación endógena generada por el machismo que corre en mis venas y fluye con el licor. Pura diversión pasajera, encuentros fugaces sin compromisos que en ocaciones extraordinarias ameritan un texto como este.
Me extrañó tu pregunta pues descubriste el velo de mi estrategia. Y estuve a punto de confesarte todo pero me contuve escudándome en el sexo frustado, sinceramente frustrado. Desalentándote frente a mi incapacidad para tomarte y huyendo de la situación incómoda no por el hecho sino por la pregunta.
Entonces pues, soy el fugitivo desesperado por encontrar una salida en un lugar desconocido y a tientas, silencioso y sin inteligencia espacial. Escapo de la mentira con besos de verdad que no harán que sueñes sino que cuestiones tus principios. Sin embargo volveré cuando sienta que todo se haya olvidado y al estar otra vez entre las cordenadas del espantoso espejo de tus preguntas huiré nuevamente.
Fugitivo de mi reflejo, fugitivo saliendo de la zona neutral de los deseos, fugitivo encogiéndome de hombros para no soportar el hecho de mentir o fingir una falsa relación. Fugitivo con la sinceridad en la mano y ocultando su verdadero propósito que con preguntas como la tuya se ve descubierto y huye por la ventana.