Ahora tal vez puedas comprender que el tiempo perdido fue oro. Ahora que no te dan los días mas horas, ahora que las horas no se apiadan y tu reloj no se detiene. Ya no puedes jugar, el tiempo ajusta y después de eso viene aquello, luego de aquello empiezas con lo otro y para cuando terminas, nuevamente empiezas con eso.
No hay descanso, tus brazos, tus piernas y tu mente son autómatas. De aquí para allá, buscando y encontrando, dudando y decidiendo, caminas por diferentes rumbos y ninguno es el tuyo.
Al final de la batalla, el vencedor es el mismo, siempre y todos los casos.