sábado, 3 de noviembre de 2012

Tiempo

Ahora tal vez puedas comprender que el tiempo perdido fue oro. Ahora que no te dan los días mas horas, ahora que las horas no se apiadan y tu reloj no se detiene. Ya no puedes jugar, el tiempo ajusta y después de eso viene aquello, luego de aquello empiezas con lo otro y para cuando terminas, nuevamente empiezas con eso.

No hay descanso, tus brazos, tus piernas y tu mente son autómatas. De aquí para allá, buscando y encontrando, dudando y decidiendo, caminas por diferentes rumbos y ninguno es el tuyo.

Al final de la batalla, el vencedor es el mismo, siempre y todos los casos.