viernes, 27 de abril de 2018

Desvarío Nº 60

Al inicio me parecía irritante verte acariciar los gatos, hasta a veces me preguntaba si te lavabas las manos luego, jajaja. Siempre te observé con la misma conducta y con el tiempo me pareció gracioso. Hoy me parece tierno y si veo un gato también lo acariciaría sin embargo huyen de mi. ¿Será por todas las veces que los asustaba cuando se acercaban a mi salón?  Dices tú que si.

Hoy me sentí un gato, hoy con el cuerpo despedazado y la cabeza que me explotaba me acariciaste, sentiste mi malestar y me acogiste como un gato abandonado, me llavaste un café al salón, bonito detalle, conversamos y conversamos y no sé por que veo en ti algo extraño, algo como "necesito ayuda" o "vámonos de aquí". Lo dejé pasar porque tú tienes un compromiso que valoras y no es correcto, mis textos no son correctos y siempre que los lees me restriegas en la cara que soy, valga la redundancia, un descarado.

¿Doy miedo? ¿un miedo que no asusta? A pesar que trataste de explicarte te entendí poco, ¿que debo ser franco con ella? sentí que debía hacerte esa pregunta a ti pero no me atreví, mejor la lees aquí y asunto arreglado. ¿Soy malo? No. Sé que no lo soy, sé que puedo ser muchas cosas, pero malo no.

Mi cabeza :( aunque reírme me hizo bien, ver tus ojos también, ¿sabes que es raro y porque sigo escribiendo sobre ti? Pues simplemente me da risa cuando me lees algunas partes y te pones colorada, sonriendo como si no quisieras hacerlo, como cuando haces una maldad. Gracias, por lo de hoy, no sabes el sueño que tengo, las ganas de ir a casa y refrescarme con una siesta (contigo) jajajaja y con esto aseguro que al terminar de leer esto te pondrás roja como un tomate.