martes, 29 de mayo de 2012

Leonor

La confusa historia de Leonor terminó en una tragedia. Nunca entendió quien la citó, solo recibió una nota sobre su escritorio con un dirección y una hora. No reconoció la letra y a la salida del trabajo enrumbó hacia la calle indicada en el papel. Conocía el camino pero a cada paso entendía menos. Las calles estaban vacías en una tarde cálida, no habían niños en los parques ni mujeres en las tiendas. Leonor miró el reloj y se dio cuenta que nadie nadie la esperaba, sin embargo se sintió observada. De súbito la corazonada innundó su mente, tenía miedo y sentía el peligro cerca. Abrazó su bolso y caminó rápido en dirección contraria. Entonces entendió que fue una estupidez hacerle caso a una simple nota en un papel. Pronto llegó a una avenida transitada y pudo respirar tranquila. El bochorno se había ido y un café la tranquilizaría por completo. en el tercer sorbo, la mujer se sobresaltó y nuevamente el miedo la invadió. Cogió su bolso y sin pagar salió corriendo. Una, dos, tres cuadras, giró a la izquierda, diez metros mas y vió el número 298, subió las escaleras con el corazón casi explotando. Giró la llave y se abrió la puerta sin esfuerzo. Entró y después del pasadizo lo que vio fue terrible, sobre el sillón de la sala, su madre yacía, con unas treinta puñaladas en el cuerpo. Apartado en un rincón de la cocina, su padre también yacía, muerto porsupuesto, también con puñaladas y con ensañamiento, indudable indicador de odio por la vida o por los viejos, pero odio al fin.

Leonor solo atinó a llorar, los ladrones asesinos se habían llevado todo de valor en la casa, joyas, dinero, padres, madres. Solo dejaron sangre y llanto. Lo mas triste es que ella lo supo desde que tomo el terces sorbo de café que compró luego de huir del miedo que le generó el sentirse observada estando en un lugar solo por la estúpida razón de encontrar un papel en su escritorio con una dirección y una hora.