Hundido en este viejo sillón se me vienen a la mente dos recuerdos recurrentes, no se si son recuerdos reales o inventados en algún viaje alcohólico pero están cuando quiero pensar en algo, aparecen sin permiso:
Recuerdo 1:
Es el recuerdo feliz de los domingos de sayunos familiares. Hubo sábados que no tomaba y los domingos estaba lúcido, compraba el pan y le pedía a Lucha que prepare portola o que compre tamales, entonces mis hijos estaban felices y sin miedo, sonreian y yo era feliz tirado en mi cama (dura) viendo la televisión. No importaba que no conversaramos mucho, Edwin reia, Mirian molestaba, María ayudaba a Lucha, Fiorelita a mi lado y Álvaro comiendo. Luego del desayuno cada uno de mis hijos hacía lo que tenía que hacer pero sabían que podían entrar y salir de casa sin temor.
Recuerdo 2:
El recuerdo triste me lleva al licor, ebrio de no se qué llegó a casa y rompo las lunas de la puerta, me abren y busco a Lucha para pegarle, mis hijos intentan defenderla pero yo soy mas fuerte asi que todo termina con la mentada de madre a todos y el televisor al mas alto volumen. Mis hijos asustados se meten en sus cuartos o donde no los encuentre, hubo momentos peores.