La investigación, liderada la neurobióloga de la Universidad de Newcastle Claire Rind, permite comprender cómo las tarántulas son capaces de moverse por las alturas, incluso de trepar por las copas de los árboles sin caerse, o, a lo sumo, resbalando.
Este estudio echa por tierra la teoría que sostiene que sólo las arañas cuyo peso es inferior a los 50 gramos son capaces de sujetarse sin caer. Se trata del primer ejemplo que confirma que las tarántulas tejen seda gracias a la ayuda de sus patas, publicó en su portal el diario español El Mundo.
En teoría, las temidas arañas producen la seda a través de la hilera, cuya función es proteger las glándulas que la fabrican. Utilizan el codiciado material para defender su madriguera y a veces incluso para fabricar pequeñas hamacas sobre las que descansar.
"En uno de los experimentos, los investigadores colocaron tres ejemplares de tarántula chilena rosa sobre la superficie de un acuario. Poco después lo inclinaron e incluso lo sacudieron para ver si las arañas seguían siendo capaces de agarrarse, incluso estando en posición vertical. Y efectivamente, se aferraron", señaló el diario.
Tras examinar el cristal del acuario minuciosamente, detectaron diminutos hilos de seda pegados al lugar en el que se encontraban las tarántulas.
El equipo también analizó los esqueletos externos de ejemplares de tarántula chilena rosa, tarántula ornamental de la India y por último, de la tarántula de rodillas de fuego.
Lo verdaderamente fascinante reside en que estas tres especies no están relacionadas de forma directa, es decir, que es muy probable que todas las tarántulas produzcan hilos de seda con la ayuda de sus patas.