Siempre tuvo cara de preocupación, pocas veces la vi sonreir cuando yo era niño. Trabajaba de lunes a domingo sin descanzo, vendía alcachofas en un triciclo verde con blanco. Cuando me llevaba a su trabajo era feliz, podía estar todo el día con ella y ayudarla a pasarle agua para lavar y embolsar las alcachofas. Me sentía tan bien ayudandola a empujar el triciclo pues veía sus pantorrillas hinchadas y su gesto cansado que quería crecer pronto para que ella deje de hacer eso.
Cuando cocinaba me gustaba ayudarla, pelaba las arberjitas pero renegaba cuando me mandaba a pelar las habas. Siempre me complació al servirme en plato hondo y con bastante juguito. Me enseñó a comer sopa con platano, a echarle bastante rocoto a las comidas.
Mi mamá me dio todo lo que pudo y fue bastante para mi. Estaré eternamente agradecido con ella, cuando necesité cariño lo obtuve y cuando busqué reprimendas también las obtuve. Siempre fue muy recta y clara, no es no. La he visto triste, la he visto llorar y lamento no haber hecho nada para consolarla.
Hoy no estoy cerca de ella y la extraño. Extraño sus manos sobre mi cabeza, la caricia mas tierna que alguién me dedicó. Extraño sus gritos para despertarme. Extraño su mirada desconfiada cuando yo mentía. Extraño tener la oportunidad de abrazarla todo lo que no la abracé cuando vivía con ella.
Te quiero mamá, pronto volveré a casa para molestarte...
Mi hermana Miriam (la mas jodida) y mi Mamita