martes, 2 de agosto de 2011

Animal Nocturno


Las peleas domésticas tienen su lado positivo: me devuelven la soledad que perdí con la edad y las responsabilidades. Cuando no tengo con quien hablar salgo a caminar por la noche a fumar y fumar. Rompo con mis pasos la rutina de quedarme en casa y ser feliz con mi familia.

En la soledad puedo recordar con nitidez los momentos tristes y felices que han hecho de mi vida lo que es. En la noche soy yo mismo, caminando, solo, sin rumbo, dejando humo por doquier y cantando en mi mente las canciones de mi vida.

En la noche solitaria aparece mi alma llena de dudas y se confunde con el humo del cigarro. Entre la oscuridad y el silencio mi mente divaga en recuerdos de niñez, buscando rastros de ingenuidad e inocencia. Paso a paso la noche oscurece mas mientras mi alma fluye con los recuerdos alegres de la adolescencia.

Los cigarros se encienden y se apagan y yo vuelvo a casa, a ser feliz a veces y a veces no, pues como dicen, eso es la vida, un vaivén de eros y tanatos.